Sorprende ver un pueblo tan blanco. No es de extrañar que Juan Ramón lo denominara “la blanca maravilla”, y no se equivocaba al describir así a Moguer, un pueblo situado entre las marismas del río Tinto. Allí fue donde nació, creció y volvió, ya fallecido, para descansar en paz con su esposa Zenobia.
Y allí, paseando por las luminosas casas, es donde hemos tenido nuestra primera toma de contacto con la vida y la poesía de Juan Ramón Jiménez en este viaje.
No todos los días es posible disfrutar de la lírica de un poeta mientras observas el lugar donde nacieron sus versos.
Por ello, valoramos mucho la experiencia de hoy, y queremos que se repita los próximos días.
La poesía, vista así, es más poesía.
Ana Díaz de Sarralde, Andrés Buesa y Andrea Bellostas
Lunes, 9 de mayo
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